Los toros Charoleses son reconocidos por su notable capacidad para la producción de carne. Transmiten genes que favorecen un crecimiento rápido y un aumento de peso eficiente, resultando en carcasas de gran tamaño con un buen rendimiento de carne de primera calidad. A menudo se utilizan en cruzamientos para mejorar las cualidades carniceras de otras razas.

En el aspecto funcional, los toros Charoleses disponen de una gran fertilidad y una excelente capacidad de adaptación a diferentes ambientes y sistemas de cría. Tienen una buena resistencia natural a las enfermedades y a las duras condiciones climáticas, lo que los convierte en animales robustos que requieren pocos cuidados veterinarios.

La morfología de los toros Charoleses se caracteriza por un cuerpo musculoso y bien proporcionado, con una estructura ósea fuerte y una conformación ideal para la producción de carne. Esta conformación les permite no sólo ser estéticamente atractivos, sino también tener una funcionalidad física óptima para la reproducción y la movilidad.

La longevidad y la salud son activos genéticos clave de la raza charolesa. Los toros son conocidos por su durabilidad y su capacidad para seguir siendo productivos durante muchos años, lo que reduce la necesidad de renovar frecuentemente el rebaño y aumenta la rentabilidad de los ganaderos.